Aún recuerdo la impresión que me causó la primera vez que vi una botella en el supermercado que decía: -Sucedáneo de limón- sabor limón, pero sin limones. Lo que más me impresionó no fue el producto mismo, sino la noción de sucedáneo, la pretensión de ser algo, pero sin serlo. Hoy los sucedáneos ya no me parecen extraños, al contrario,…